Fué cuando comenzó la primera contaminación de los inocentes,
que ofrecí covertirme en el Protector de la Luz del alma en el
corazón de los hombres-el defensor de la Fé que mantiene al
espíritu moviéndose hacia adelante a pesar de las apariencias
que parecen prevalecer.
Centuria tras centuria he tejido las energías de mi Vida avivando
los fuegos de la Esperanza en el pecho de la raza evolucionando,
cercenado las debilidades de la personalidad externa, y creyendo
con toda la energía e ímpetu de Mi Ser, en la bondad inherente en
cada hombre.
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